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¿Vale la pena migrar a Nextcloud? Lo que descubren quienes dejan Google atrás

Hace unos años, todo estaba en Google.

Los documentos, el correo, los contactos, los eventos, las fotos, las ideas, los archivos del cliente, los recordatorios de cumpleaños, incluso el pensamiento más improvisado que uno anotaba en una nota rápida.

Todo.

Hasta que un día, revisando los permisos de una simple app de calendario, algo no cuadró.
Había más accesos de los necesarios. Más ojos de los debidos.
Y entonces llegó el golpe: “No es tuyo. Nunca lo fue”.

Ahí empezó el proceso. Lento, incómodo, casi ridículo al principio: mover notas, buscar alternativas, sincronizar contactos. Descubrir lo que realmente implica salir del ecosistema Google sin perder funcionalidad.

Y en medio de todo ese caos, apareció Nextcloud.

El mayor problema no es que Google lea tus correos.
Ni que sepa con quién hablas, ni a qué hora tienes reuniones.
El verdadero problema es que todo eso lo damos por hecho.

Renunciar al control parece normal.

Ceder privacidad por comodidad.
Depender de servidores externos para trabajar.
Aceptar condiciones que nadie lee, pero todos aceptan.

Y cuando una empresa o autónomo opera así, la dependencia no es solo tecnológica… es existencial.

Por eso cada vez más profesionales están instalando sus propios servidores privados con Nextcloud.

No para ser “hackers”, ni para aislarse del mundo.

Lo hacen porque entienden lo que está en juego:

  • La autonomía de su negocio.
  • La confidencialidad de su operación.
  • La sostenibilidad de sus herramientas digitales.

Nextcloud permite tener un ecosistema completo —archivos, calendario, correo, videollamadas, gestión de tareas, notas, contactos— todo en un servidor privado, sin depender de terceros.

Es decir:
La empresa funciona como siempre.
Solo que ahora, todo sucede bajo su propio techo.

Lo más curioso es esto:

Muchas empresas se obsesionan con proteger su oficina, blindar su Wi-Fi, firmar NDAs con clientes…
Y al mismo tiempo, alojan los datos más sensibles en una cuenta gratuita, compartida, sujeta a términos que pueden cambiar mañana.

Es como poner cámaras de seguridad en la puerta, mientras el despacho está lleno de micrófonos conectados a San Francisco.

No se trata de paranoia.

Se trata de tomar una decisión racional basada en sentido común:
Si los datos son valiosos, ¿por qué no protegerlos?
Si la operación depende de herramientas digitales, ¿por qué depender de alguien más?

La respuesta no está en desconectarse.
Está en reconectarse con el control.
Y eso empieza con servidores privados Nextcloud.

No se promete magia.
No se vende humo.
Se ofrece una infraestructura sólida, de código abierto, flexible y 100% propia.

Para quienes quieren seguir compartiendo archivos, agendando reuniones y colaborando… pero sin pagar el precio invisible de la vigilancia.

📩 ¿Listo para dejar de alquilar privacidad?
Se puede empezar con una consulta.
Pequeña, técnica, sin compromiso.

A veces, solo hace falta un clic para volver a tener el control.